La hiperplasia prostática benigna (HPB) es el agrandamiento natural de la próstata, y en muchos casos este crecimiento es suficientemente considerable para obstruir el flujo de orina o causar incomodidad, al grado de que ir al baño puede volverse una tortura.
A pesar de que todos los hombres experimentarán el agrandamiento de próstata conforme envejezcan, existen algunos factores de riesgo que incrementan la posibilidad de tener este padecimiento a temprana edad, como antecedentes familiares, diabetes o enfermedades cardíacas.
La próstata es una glándula que forma parte del sistema reproductor masculino, que se encuentra debajo de la vejiga, por lo que al incrementar su tamaño, provoca molestias como, necesidad de orinar con mucha urgencia y dificultad para comenzar a hacerlo, flujo de orina débil, goteo después de orinar, así como necesidad de ir al baño repetidamente durante la noche.
Cabe recalcar que el tamaño de la próstata no determina necesariamente la gravedad de los síntomas, pues estos varían en cada persona. En algunos casos los síntomas se estabilizan e incluso pueden mejorar, sin embargo en la mayoría tienden a empeorar con el tiempo, y si no se tratan, pueden agravarse, causando complicaciones en la vejiga, vías urinarias o riñón.
Un chequeo constante puede ayudar a evitar las complicaciones de la hiperplasia prostática, ya que en grados avanzados puede conducir a infecciones urinarias, incontinencia, o piedras en los riñones o en la vejiga, pero lo más importante de ir a revisiones es descartar cáncer de próstata. Pese a ello, la mayoría de hombres no asiste a este tipo de chequeos hasta que su problema escala y necesitan tratamientos muy particulares.
Si esta afección no produce síntomas, no se necesita tratamiento. En los casos donde los síntomas recién comienzan, algunos medicamentos pueden ser suficientes, ya que mientras más temprano se detecte, más fácil es tratarla.
Actualmente existen diversos tratamientos para aliviar los malestares de la hiperplasia prostática, los cuales se recomiendan de acuerdo al grado del problema, la edad de cada paciente, el tamaño de la próstata, las molestias y el estado de salud en general.
La cirugía es la opción que proporciona el mejor control de los síntomas, sin embargo tiene riesgos como infección o disfunción eréctil. También existen procedimientos mínimamente invasivos no quirúrgicos, en los que a través de calor se destruye el tejido prostático excesivo que ejerce presión sobre la uretra.
Si tienes problemas urinarios consulta a un médico, incluso si no son molestos, pues es importante identificar las causa de fondo. Los exámenes para diagnosticar la hiperplasia prostática consisten en un tacto rectal, pruebas de sangre o una cistoscopia, que permite ver el interior de los órganos por medio de un telescopio llamado cistoscopio.
No obstante, hay algunas recomendaciones que pueden ayudar a prevenir al máximo las complicaciones de la hiperplasia prostática, en hombres que presentan molestias leves. Éstas son: evitar líquidos unas horas antes de dormir o de salir a la calle, limitar las bebidas diuréticas, disminuir las comidas grasosas, comer verduras y frutas, especialmente cítricos, mantener un peso saludable y realizar algo de actividad física.
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