La salud de la próstata es una preocupación importante para muchos hombres, especialmente a medida que envejecen. Dos de las afecciones más comunes relacionadas con la próstata son: el crecimiento de la próstata, también llamado hiperplasia prostática benigna y la inflamación de la próstata, conocida como prostatitis. Aunque ambas condiciones pueden causar síntomas similares, como dificultad para orinar y dolor en la pelvis, son distintas en su causa, tratamiento y posibles complicaciones. Es importante entender las diferencias entre una próstata agrandada y una próstata inflamada para obtener un diagnóstico adecuado y un tratamiento efectivo.
Comencemos describiendo la próstata y cuál es su función en los hombres. Esta glándula es del tamaño de una nuez, está ubicada justo debajo de la vejiga y rodea la uretra, es decir el conducto que drena la orina desde la vejiga. La próstata y otras glándulas sexuales producen el líquido que transporta los espermatozoides durante la eyaculación, comúnmente conocido como semen.
Bien, ahora podemos entender qué es la hiperplasia prostática benigna (HPB), o agrandamiento de la próstata, es una condición común que ocurre en la mayoría de los hombres a medida que envejecen. A diferencia de la prostatitis, que es una inflamación, la HPB es un crecimiento no canceroso de la próstata. Este crecimiento puede presionar la uretra, el conducto que transporta la orina desde la vejiga al exterior, lo que provoca molestias o problemas para orinar.
El agrandamiento de la próstata está relacionado con cambios hormonales que ocurren con la edad. A medida que los hombres envejecen, el equilibrio de hormonas sexuales cambia, lo que puede estimular el crecimiento de las células de la próstata. Los factores de riesgo de este padecimiento incluyen antecedentes familiares y edad, ya que los hombres mayores de 50 años son más propensos; las enfermedades crónicas como la diabetes y la obesidad también están asociadas con un mayor riesgo de HPB.
Los principales síntomas son:
- Dificultad para iniciar la micción.
- Flujo de orina débil o interrumpido.
- Necesidad frecuente de orinar, especialmente por la noche (nicturia).
- Sensación de que la vejiga no se vacía completamente.
- Goteo al final de la micción.
El tratamiento de la HPB depende de la severidad de los síntomas y su impacto en la calidad de vida de los hombres, pero las opciones incluyen: medicamentos, terapias mínimamente invasivas como la terapia con vapor de agua o el láser verde, y en casos graves, cirugía.
Por su parte, la prostatitis, misma que se refiere a la próstata inflamada, es una condición que puede afectar a hombres de cualquier edad, pero es más común en aquellos menores de 50 años. Mira la imagen a continuación donde te respondemos algunas preguntas básicas de este padecimiento.
1. Prostatitis bacteriana aguda: es una infección bacteriana repentina que puede ser grave si no se trata a tiempo. Los síntomas incluyen fiebre, escalofríos, cólicos, dolor en la parte baja de la espalda y dificultad para orinar. Requiere tratamiento inmediato con antibióticos.
2. Prostatitis bacteriana crónica: es una infección bacteriana de larga duración que puede ser más difícil de tratar. Los síntomas pueden ser menos graves que en la forma aguda, pero tienden a ser persistentes, como dolor en la pelvis y dificultad para orinar.
3. Prostatitis crónica o síndrome de dolor pélvico crónico: es más común y no siempre está relacionada con una infección bacteriana. Los síntomas incluyen dolor en la región pélvica, dolor al orinar y eyaculación dolorosa. El tratamiento puede ser complicado y puede incluir una combinación de medicamentos, terapia física y cambios en el estilo de vida.
4. Prostatitis asintomática: en algunos casos, puede no presentar síntomas y solo se detecta durante exámenes médicos por otras razones.
El tratamiento de la prostatitis depende de la causa. Si es causada por una infección bacteriana, se utilizan antibióticos. Para la no bacteriana, el tratamiento puede incluir medicamentos para aliviar el dolor, antiinflamatorios y cambios en el estilo de vida, como la reducción del consumo de alcohol y cafeína. En algunos casos, el ejercicio físico puede ser útil para aliviar el dolor pélvico crónico.
Si aún tienes dudas sobre las diferencias entre la hiperplasia prostática benigna y la prostatitis, aquí te dejamos 4 puntos clave:
Si experimentas síntomas urinarios o dolor en la pelvis, es fundamental consultar a un urólogo para recibir el diagnóstico adecuado y el tratamiento necesario. La salud prostática es vital para el bienestar general, y una atención temprana puede prevenir complicaciones a largo plazo. Recuerda que en Pacientes Como Yo puedes encontrar más información sobre tratamientos para la HPB y un directorio médico con urólogos de toda la República Mexicana.
Referencias:
Mayo Clinic (2022) https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/prostatitis/symptoms-causes/syc-20355766
MedlinePlus (2023) https://medlineplus.gov/spanish/enlargedprostatebph.html y https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/000519.htm