Sentirse triste, melancólico o decaído de vez en cuando es normal, todos nos hemos sentido así por periodos cortos de tiempo. Sin embargo, cuando estos sentimientos permean la vida diaria de una persona, se considera depresión, y hoy queremos hablarte de este trastorno emocional.

Cada 13 de enero se celebra el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión con la intención de sensibilizar y prevenir a la población sobre esta enfermedad. La depresión clínica es un desorden del estado anímico en el que la tristeza, la frustración o sentimientos negativos interfieren las actividades cotidianas durante periodos largos de tiempo.

Cualquier persona puede sufrir depresión, sin importar la edad, incluso los niños, sin embargo suelen presentar síntomas distintos a los de los adultos, que comúnmente se reflejan en el rendimiento escolar, el sueño y el comportamiento. Estos síntomas son: apatía, irritabilidad y tristeza persistente.

Los síntomas en adolescentes, adultos y adultos mayores incluyen: dificultad para conciliar el sueño o contrariamente, exceso de sueño; cambios en el apetito, con aumento o pérdida de peso; cansancio y falta de energía; pensamientos repetitivos de muerte o suicidio; dificultad para concentrarse, así como pérdida de placer en actividades que antes se disfrutaban.

La depresión es causada por diferentes razones, principalmente debido a un hecho estresante o que genera infelicidad, pero también por los comportamientos aprendidos en el entorno, es decir que un niño puede deprimirse si tiene padres depresivos, y aunque no hay evidencia de que la depresión sea hereditaria, el ambiente familiar y social contribuye a la depresión infantil.

Otros factores también influyen en el desarrollo de la depresión, entre ellos: el alcoholismo y el consumo de drogas; ciertas afecciones médicas como el cáncer, el VIH o la diabetes; el aislamiento social, o hechos muy concretos como un divorcio o la pérdida de un ser querido o de un trabajo.

Este trastorno puede clasificarse en diferentes tipos, el principal es la depresión mayor, que sucede cuando el estado de ánimo de tristeza interfiere con la vida diaria por dos semanas o periodos más largos, ésta tiene un origen biológico con un mayor componente genético y menor influencia de factores externos.

La distimia, también conocida como trastorno depresivo persistente, se trata de un estado de ánimo depresivo continuo y crónico que dura más de dos años. Por su parte, la depresión reactiva es causada por una mala adaptación a circunstancias ambientales estresantes, es decir que el ánimo es más reactivo en dichas circunstancias.

Aunque la depresión puede producirse solamente una vez en la vida, es posible que la persona afectada presente varios episodios en diferentes periodos de tiempo que causen una variedad de problemas físicos y emocionales, de los cuales no se puede recuperar de manera pronta. No obstante, la mayoría de las personas suelen sentirse mejor con medicamentos, psicoterapia o ambos.

Si crees que estás deprimido o conoces a alguien que está atravesando un momento así, acércate a un especialista. Existen también números de emergencia que están disponibles las 24 horas. Recuerda que en estos casos es fundamental no estar solo.

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